El inglés ha sido conocido popularmente como la asignatura pendiente de los españoles, y parece que lo sigue siendo.
El problema es un conjunto de factores cuyo aspecto principal está en el aspecto oral y auditivo. Estamos muy pocos acostumbrados a ver películas en inglés o televisión en este idioma. El doblaje puede ser un problema para que los niños y adultos se acostumbren a los sonidos de esta lengua; aunque, hoy en día, todos los aparatos de televisión tienen la opción de subtítulos y versión original.
Además, cuando se enseña inglés se empieza por la gramática; en realidad, deberíamos potenciar la parte oral. Los niños comienzan a introducirse en su idioma (español) hablándolo de una manera natural; con el inglés debería ocurrir lo mismo.
El inglés debería ser más trabajo que estudio. Lo más recomendable es que desde niños empiecen a ver espacios televisos en este idioma o que se les hable a los niños en inglés. Cuando no somos tan jóvenes, también se puede aprender inglés siguiendo las pautas de aprendizaje de los niños. Sin embargo; no hay una fórmula mágica para ningún caso.
Y sobre todo; disfrutar del aprendizaje. Aprender un idioma debe ser una experiencia agradable y positiva, no un sufrimiento como consecuencia de nuestra tendencia a la «titulitis».